DE: Entrega

Por Alejandro Villegas…
La entrega que no extradición de 29 personas, que estaban presas en México por delitos relacionados con el tráfico de drogas y un asesinato, a las autoridades estadounidenses debe entenderse como un tributo o muestra de buena voluntad al ciudadano presidente 47.
La pieza más visible, sin duda es el ciudadano Rafael Caro Quintero, pero hay de todo, no se trata de un grupo específico ni solo cabezas, por lo que el peso de la entrega realizada es relativo.
Lo cierto es que la mayoría de quienes fueron entregados, al amparo de la reciente clasificación formarían parte de grupos terroristas globales.
En política no hay casualidades y en este caso menos. La entrega atípica desde el lado que se le quiera ver, se concretó el mismo día y a horas de que iniciara la primera reunión de los equipos de seguridad de México y Estados Unidos.
Los argumentos pueden ser múltiples, para justificar la entrega, pero lo evidente es que no se trató por donde se quiera ver como un proceso formal de extradición, con lo que el argumento de la colaboración queda firme.
México ajustó la aplicación de las normas y la ley, para satisfacer al ciudadano presidente 47, y con ello mostrar su buena disposición.
La dimensión de la entrega masiva es histórica y no deja lugar a duda, por donde se quiera ver puede tratar de delincuentes convictos y hasta confesos, pero en política la forma es fondo.
No fueron extraditados, sino entregados, lo que podría marcar la senda a seguir por otros de los denominados objetivos prioritarios. El trasfondo legal, ya es un tema de abogados.
Dimensión
Lo que aún queda por saber, hasta el momento es cuál es la verdadera dimensión y alcances de los grupos criminales en México.
Al momento, nadie ha presentado un diagnóstico claro y preciso, por lo que las acciones que se realizan, así como los decomisos, no permiten apreciar con certeza el nivel de avance.
Y sólo queda enterarse a medias de pretendidos triunfos, contra molinos de viento.