En la escena política de Tamaulipas, los nombres suelen saltar de un momento a otro a la palestra pública. Uno de los casos más recientes es el de Luis Gerardo Illoldi Reyes, un joven que, hasta hace algunos años (2020), era mejor conocido como influencer local que generaba contenido político en redes sociales. Sin embargo, en tan solo un lustro, su presencia en la política estatal ha crecido de forma notoria y, con ello, han surgido dudas en torno al origen de su creciente patrimonio.
Quien diria que el apellido Illoldi Reyes en tan poco tiempo, solo por mencionar un dato, en valor catastral cuentan con propiedades y terrenos por un monto de poco mas de 2 millones setecientos mil pesos en Fraccionamiento Zozaya, en la zona centro calle francisco I. Madero, Pino Suarez y Matamoros, en la Colonia del Maestro, en Tierra Nueva, en la Doctores y como co propietario en el fraccionamiento Agropecuario los Olivos en la capital Tamaulipeca.
La pregunta es simple… ¿Cómo ha logrado él y su familia contar con propiedades que distan mucho de lo que ha ganado como político local y estatal del 2021 a la fecha?. No es un empresario prominente en la capital y no se conoce de alguna actividad que le permita hasta hoy poder contar con la capacidad de adquirir este tipo de lujos. En un ejercicio simple al ingresar a la página oficial https://transparencia.tamaulipas.gob.mx/wp-content/uploads/2023/01/FY-2.7-Analitico-Plazas_Poder-Ejecutivo.pdf el sueldo que ostenta como Secretario estatal (que es el más alto que tiene desde que inicio en la política) no permite que el ahora Secretario del Trabajo del estado en un año que lleva en el cargo pueda demostrar la adqusición de los bienes inmuebles, sin duda a los documentos a lo que se ha tenido acceso muestran datos como claves catastrales, ubicaciones de terrenos y construcciones urbanas. Llama la atención que el valor comercial de estas propiedades —algunas ubicadas en áreas urbanas con un alto costo de suelo —, podría superar con creces lo que uno esperaría de una persona que, hasta hace poco, se desempeñaba como creador de contenido y no contaba con un historial empresarial sólido o un negocio que justificara cuantiosas inversiones inmobiliarias.
Se dice que su juventud y aparente maleabilidad lo convierten en una pieza clave para ciertos grupos de poder político y empresarial que operan tras bambalinas. Estos mismos grupos, según señalan fuentes no oficiales, habrían impulsado su imagen pública y facilitado su ascenso político más no su patrimonio personal y familiar.
No obstante, el factor que más suspicacia genera es el rápido incremento en su nivel de vida. Según testimonios y rumores de vox populi entre los políticos, sus trabajos conocidos hasta la fecha no parecen ser los suficientes para sostener adquisiciones de terrenos y construcciones que, en conjunto, podrían alcanzar valores superiores a varios millones de pesos. Aunado a esto, no se le conoce una trayectoria empresarial ni la constitución de compañías que expliquen la procedencia de los recursos para financiar tales compras.
La información consultada muestran datos de varios predios, donde figuran nombres de propietarios y direcciones. De confirmarse la autenticidad de estos documentos y la titularidad de los Illoldi Reyes sobre dichos inmuebles, en este sentido surge la interrogante: ¿de dónde provienen los recursos para la adquisición de tantas propiedades en tan poco tiempo? El hermetismo en torno a sus fuentes de financiamiento, así como su cercanía con actores políticos de mayor envergadura, alimentan la polémica.
Por supuesto, en un escenario político como el tamaulipeco, no sería la primera vez que un joven con proyección ascendente reciba apoyos económicos de personajes influyentes. Sin embargo, la opinión pública merece claridad y transparencia. Las declaraciones patrimoniales de los funcionarios y aspirantes a cargos de elección popular deberían estar a la vista, con el fin de desvanecer cualquier sospecha de enriquecimiento ilícito o tráfico de influencias.
El caso de los hermanos Illoldi Reyes se suma a la larga lista de políticos y figuras públicas cuyas fortunas se multiplican vertiginosamente, mientras la sociedad se pregunta cuál es el verdadero motor de su prosperidad. Si bien la Constitución y las leyes mexicanas establecen la presunción de inocencia y la libertad de emprender actividades económicas, es también un deber de quienes ostentan o pretenden ocupar cargos públicos rendir cuentas de manera clara.
El hecho de siendo tan jóvenes y cuando aún su carrera política esta practicamente empezando enrolarse en este tipo de temas que involucran un crecimiento desproporcionado y poco coherente de su riqueza, permite pensar que no son servidores con la capacidad de establecer una carrera política honorable como el morenismo tamaulipeco lo pronuncia y requiere actualmente.
Si esto continua y se siguen revelando inconsistencias en la adquisición de propiedades, generará que el Secretario Estatal y su hermano sean elementos incomodos y no bien vistos por quienes los manejan en el ambito politico, en pocas palabras empezarán a dar molestias incesarias mediaticas a sus “padrinos politicos” que lejos de beneficarles los pondran más en el ojo mediático que nadie quiere estar.
Ojalá el Secretario Illoldi Reyes salga y rinde cuentas en haras de la transparencia, de lo contrario será un ejemplo del perfil del político victorense y tamaulipeco que se pretende erradicar desde hace unos años, que solo busca a través de los cargos generar riquezas desmedidas en lugar de ser servidores publicos honestos y que sirvan verdaderamente a la población en sus demandas.
Si me lo cuentas con Santo y Seña lo publicamos.consantoysena@outlook.com
