Por José Antonio Chávez
El Presidente López Obrador no perdona que la ministra Norma Piña les haya ganado la presidencia de la Suprema Corte y, además que hayan exhibido a Jazmín Esquivel, que era su candidata.
López Obrador quería sustituir, al también su amigo el saliente ministro presidente, Arturo Zaldívar Lelo de la Rea con Jazmín Esquivel, pero la mayoría de sus pares votaron por Norma Piña.
Esa revolución de ministros que frenó la voluntad del Presidente, provocó el enojo y malestar ye, en consecuencia una represalia que hoy comenzó agravarse.
La idea del Presidente es reformar el Poder Judicial para que los Ministros sean elegidos por el voto popular, cada tres años conforme se vayan venciendo sus cargos.
Quiere que con la voluntad del pueblo se puedan elegir sus ministros y no siga la ruta actual de imponer a personajes a modo del gobierno en turno, como ha sido la temática de la Suprema Corte.
En este sexenio que está por concluir el ultimo día de septiembre, AMLO no contaba con la mayoría calificada del Congreso para poder hacer esa reforma al Poder Judicial.
Sin embargo, en las pasadas elecciones el Presidente logró alcanzar los dos tercios en la Cámara de Diputados que hoy está en manos de la priista Marcela Guerra y se quedó a dos votos de la misma mayoría en el Senado que preside la morenista y recién reelecta, Ana Lilia Rivera.
Si bien el faltante es de dos votos, le puedo adelantar que para conseguirlos será, sin duda sin el menor problema, pues esos votos pueden estar ocultos en sus aliados disfrazados de Movimiento Ciudadano, que tienen cinco escaños para aportarlos.
Es el partido de Dante Delgado y las presiones, entre camaradas de Morena que lidera Mario Delgado, podría estar en dejarles libre el camino jurídico en jalisco, para evitar impugnar esas elecciones que ganaron los del partido naranja comandados por el actual gobernador, Enrique Alfaro con el candidato Pablo Lemus.
Entonces, los opositores saben que será muy difícil contener esa reforma que, con o sin foros y con o sin sus votos, el PRI, PAN y tal vez PRD simplemente no podrán hacer nada. Es decir, la reforma va.
AMLO, sin duda le apostó esperar las elecciones para renovar la Presidencia de México y el Congreso, hoy trabaja con su equipo de legisladores, comandados en las nuevas bancadas del Senado, Adán Augusto y en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal.
Saben, los coordinadores que deberán tejer fino para conseguir esos dos votos que le den en la Cámara Alta los dos tercios que se necesitan para aprobar esa y las muchas más reformas en espera.
Norma Piña, ayer sus compañeros ministros le dieron el espaldarazo de permanecer en el cargo como presidenta hasta cumplir su periodo de tres años, que fue elegida del 2023 al 2026, aunque se registre la aprobación de esa nueva reforma al Poder Judicial.
Sin embargo, puede adelantar para que no se sorprenda que la ministra, Jazmín Esquivel está en los preparativos de estrategias para llegar como la nueva presidenta de la Corte y sustituir a Piña en el 2026.
Desde luego que esa es parte de los caprichos del que manda en Palacio Nacional, no se quiere quedar con la espinita de la exhibida que le dieron a su candidata de haber plagiado su tesis, una tarea que recayó en manos de la UNAM para descifrar la autenticidad.
A menos de 100 días, López Obrador quiere salir de su sexenio con esa reforma aprobada en septiembre, mes que asume el nuevo Congreso de la Unión, Senado y Cámara de Diputados, antes de abandonar el cargo. Sería su sueño llevar a elección popular a los nuevos integrantes de la Suprema Corte.
Con ello, López Obrador argumentó que se acabaría la corrupción y los ministros a modo, aunque sabe que es una tarea nada fácil.
