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25 de noviembre de 2024 8:41 am
Alerta: el INE no va bien

Alerta: el INE no va bien

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Duele afirmarlo. Pero es así: el INE no va bien. El árbitro que —con el esfuerzo de miles de ciudadanos— cuida y garantiza que sean bien contados nuestros votos, anda en problemas.

De pronto, esa maquinaria aceitada que ha funcionado con apego a protocolos que aplican integrantes de un servicio profesional de carrera se está retrasando. La logística para organizar la contienda que, a estas alturas de la víspera de proceso electoral se encontraba lista, está atorada por improvisaciones y ocurrencias.

Las señales de alerta se dieron en 2023 ante la negativa de la consejera presidenta Guadalupe Taddei a realizar designaciones de titulares en áreas estratégicas de manera colegiada. Nombramientos ajenos a la experiencia fueron acompañados de renuncias de personas calificadas que se negaron a desbaratar procedimientos probados.

Al hostigamiento laboral que los trabajadores comentan en voz baja y con miedo se están sumando métodos de espionaje disfrazado. Y todo porque la presidencia del INE actúa bajo la consigna de que hay que expulsar de la institución todo aquello que tenga vinculación con su antecesor Lorenzo Córdova.

Es tan dramático “el mandato” —ignoramos si se lo pidieron voceros del gobierno o lo ejerce por afinidad personal— de exorcizar al exconsejero presidente de la estructura institucional que hasta una reforma constitucional han enviado al Congreso por segunda ocasión.

Cualquiera que haya sido cercano, afín, discípulo, incluso mentor de Córdova debe ser llevado al paredón de una imposible depuración que se ha llevado de corbata a los proveedores. Y decimos imposible, porque el tema no es el expresidente, sino el andamiaje institucional sustentado en el marco constitucional vigente.

Y es que los problemas administrativos que esta semana documentó en Excélsior nuestra colega Aurora Zepeda tienen que ver con fallidas licitaciones que no dieron el ancho.

Porque a “la purga” del pasado inmediato —por eso quieren sustituir al INE por otra institución— se suma la prometida austeridad que la presidencia de Taddei ofreció garantizar a los diputados de Morena que la eligieron en tómbola.

Pero como lo barato sale caro, estamos atestiguando las primeras señales de alerta de que nuestra herradura de la democracia fue infectada por “el síndrome Insabi”.

Porque en el INE se está asomando el mismo fenómeno que a nivel de la salud inició con el actual sexenio, cuando desmantelaron el sistema de compra y distribución de medicamentos, así como el Seguro Popular que atendía a la población sin seguridad social. Y es momento que seguimos a la espera de servicios como en Dinamarca.

Por fortuna, en el caso de la institución electoral, no todo depende de la presidencia y es posible —y deseable— que los otros 10 consejeros electorales participen con responsabilidad en las obligadas rectificaciones. Sin embargo, el síndrome Insabi —aquel membrete que sólo quedó en eso y en cuyo nombre se alentó el desabasto de medicamentos— ya hizo de las suyas en el INE, con la contratación de spots, el soporte tecnológico del Comité Técnico del Programa de Resultados Electorales Preliminares  (PREP) y los insumos de los 42 mil capacitadores que ayer comenzaron a movilizarse en todo el país.

En el tema de los spots hicieron contratos con nuevas empresas que, al final, debieron ser sustituidas por las que venían produciéndolos y que los detractores de Córdova demonizaron alegando que eran afines a su equipo y al exsecretario ejecutivo, Edmundo Jacobo Molina.

Este lunes, la reportera Aurora Zepeda alertó que integrantes del Comité Técnico del PREP reconocieron retrasos atribuibles a los cambios que ha habido en la secretaría ejecutiva, y en todas las áreas. Y, aunque la presidencia del INE intentó negar la existencia de riesgos y quienes prendieron las torretas de alarma se quejaron de la filtración de sus planteamientos, lo cierto es que éstos existieron. Y hay registro de ello.

Lo grave es que los ingenieros expertos dijeron que hay peligro de que los elementos que rodean al PREP no queden bien, solicitando a la Unidad Técnica de Servicios de Informática (UTSI) del INE evitar los retrasos que se han presentado en el área, generando pendientes: falta de cronogramas en algunos procesos y fechas de conclusión. Y la exclusión del Comité Técnico para el diseño de pruebas de los sistemas. Qué terror.

Por si esto fuera poco, en la edición de ayer de Excélsior nuestra colega volvió a documentar otro capítulo del “síndrome Insabi” en la institución electoral:

“Sin celulares ni uniformes completos, una parte de los 42 mil capacitadores asistentes electorales (CAE) y siete mil supervisores iniciarán hoy sus visitas a 12 millones de ciudadanos para invitarlos a formarse como funcionarios de casilla en las elecciones del 2 de junio.

“La falta de equipamiento se debe a retrasos en licitaciones, repetición de estudios de mercado y rescisiones de contratos por proveedores mal elegidos”, se detalló.

De no ser porque se trata de nuestras elecciones presidenciales y federales, esto podría quedar en una comedia de ridículos por el intento de inventar el hilo negro.

Lo preocupante es que estas batallas de humo están poniendo en riesgo la organización electoral y hasta el PREP del que tan orgullosos estábamos.

Sólo queda ocuparnos todos de esas alertas, mientras a la presidencia del INE le apura que el rosa de la institución sea el color de los futuros marchistas y los logos que habrán de convocarlos. Una pena.

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