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25 de noviembre de 2024 5:33 am
Apenas comienza la guerra de la información falsa en la política mexicana

Apenas comienza la guerra de la información falsa en la política mexicana

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José Manuel Rueda Smithers…

La desinformación en democracia es la que da de comer a los políticos

que ahora proponen recortar los picos.

Poema de la desinformación a la democracia, de Leoness

Tratándose de desinformar, atacar, y restar puntos a los rivales -lo que se conoce desde hace años como campañas negras- apenas empieza en nuestro país en la medida que avanzan los meses hacia la sucesión presidencial.

No se trata solamente de acabar con la reputación de los demás, sino de ganar adeptos sin la menor compasión, prudencia o educación cívica.

Los expertos dicen que junto a los ataques en contra de tal o cual partido o político, también la desinformación juega un importante papel en las estrategias de campaña.

“La desinformación puede ser extremadamente nociva en un proceso electoral: puede confundir a los votantes, disuadirlos de votar o deslegitimar elecciones, entre otras cosas. Por eso es clave estar preparado para contrarrestarla. Eso incluye entender cómo circula y qué herramientas sirven para frenarla”, menciona el portal ijnet.org en una de sus publicaciones de finales de agosto.

Aunque por el momento las redes sociales son reinas en el manejo de datos informativos, no son lo único que los encargados de las estrategias –muchos de ellos improvisados o sesgados hacia lo que dicta el que paga- utilizan para pegar a los contrincantes. Los rumores y las campañas sucias existen mucho antes de la aparición de las benditas redes sociales, y su eficacia (en todo el mundo) era más que comprobada gracias a la credulidad de la gente y del poco ejercicio por comprobar las informaciones.

Lo cierto es que la facilidad de acceso para que cualquiera pueda publicar y la facilidad con la que los contenidos se pueden propagar cambiaron las dinámicas.

Más allá de la viralidad que una información adquiere en la actualidad, también es importante tener en cuenta el daño que podría generar una desinformación.

Vamos a los ejemplos en México, y estar “a la moda” en cuanto los nombres barajados.

Claudia Sheinbaum es una de las políticas más atacadas del momento, que más mentiras sufre ahora como corcholata, y pocos resultados logra su equipo al contrarrestar esto. Seguramente más preocupados por el día a día que por la información que ayude a mejorar sus números en las preferencias de la gente.

No digamos de la sra. X (Xochitl) que enfrenta la desinformación y la campaña negra desde las mismas mañaneras diarias de Palacio Nacional. Pero ella, y sus estrategas, poco a poco van encontrando la forma de sacar provecho de los inventos que el Sr, López dice día con día.

También el excanciller Marcelo Ebrard es blanco de las campañas negras, que le bombardean desde todos lados.

Los académicos aseguran que en un principio –y solo en un principio- desmentir una información debe salir en los mismos medios utilizados por quienes soltaron la campaña negra. Hay los que proponen hacer desmentidos que no se difundan en redes sociales y que simplemente queden disponibles para que las encuentre quien busque información sobre el tema. Esto generalmente se quedará corto para el afectado, pero será justificante para sus expertos en imagen.

Dado que sabemos que muchas personas verán nuestro contenido en redes sin entrar en el link o el video, hay que aprovechar ese momento de lectura o atención para que la persona tenga la mayor cantidad de información real posible.

Por otro lado, es importante ser transparentes sobre cómo se obtuvo la información. Habrá más confianza sobre las razones para desmentir algo y permitirá entender por qué es falso, y por lo tanto descartar próximas desinformaciones que sean parecidas.

Y apenas empieza todo.

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