DE: Partido

Por Alejandro Villegas…
La reunión de Vladimir Putin y Miguel Díaz Canel, aunada a su declaración de un enemigo común, pondrá en un predicamento serio al ciudadano presidente.
No se puede quedar bien con todos por más hábil y diplomático que quiera ser cualquier político.
Y eso incluye, por supuesto al ciudadano presidente quien ha reconocido abiertamente su afinidad y cercanía con los gobiernos de Putin y Díaz Canel.
Ante el reconocimiento del “gobierno yanqui”, como enemigo común de ambas administraciones, el ciudadano presidente en particular y México en general quedan en medio, en una situación que se antoja complicada.
Aunque, claro, fiel a su estilo, el ciudadano presidente desestimará sus alcances y eventuales consecuencias.
Tratará de proyectar una imagen de tranquilidad que en los hechos no puede existir.
Los argumentos serán serenos y apaciguadores, pero tarde que temprano el ciudadano presidente tendrá que definirse.
Obviamente la relación comercial con Estados Unidos y Canadá tiene un peso, al igual que su abierta e innegable identificación con los gobiernos de izquierda.
Esa es una realidad que no se puede ocultar y frente a la cual el ciudadano presidente tendrá que tejer muy fino en la arena político-diplomática, para tratar de salir sin daño.
Ya el tiempo se encargará de demostrar hasta donde llegó el daño potencial, el daño colateral de la posición asumida por Díaz-Canel y Putin.
Marcha
La diversificación de propósitos de la marcha convocada por el ciudadano presidente, en voz de él mismo, pone en evidencia su exigencia de contar con el respaldo social.
Y sin duda lo tendrá, no en balde gobernadores, alcaldes y representantes populares, en conjunto con Morena, trabajan para facilitar el traslado de quienes deseen participar, en una acción que antes se critica y se denominaba acarreo.
Pero a la luz de la 4T, se esa acción se transformó y ahora hasta se justifica.
Lo bueno es que son diferentes.