Por Alejandro Villegas…
Por donde se quiera ver la presentación del nuevo plan de estudios cuyo plan piloto aplicará, en más de 900 escuelas, tiene una carga ideológica, cargada a la izquierda.
Tanto en su redacción como en su conceptualización se percibe una crítica abierta a la globalización y sus consecuencias.
Parece más un escrito aleccionador que busca, hacer patentes los vicios de la educación del pasado que los beneficios de la propuesta, al explicar por ejemplo las vertientes de la dominación social, económica y política que propicia el modelo actual, que un documento técnico.
Y lejos de proponer una formación académica que permita a las nuevas generaciones adaptarse a la realidad de un mundo globalizado, proyecta el fortalecimiento de una educación conceptual, en la que no existan reprobados ni evaluaciones numéricas.
Sin duda, es mucho lo que falta por precisar en torno al nuevo plan de estudios, pero de entrada lo que falta es una explicación a fondo de la forma en que se estructuró y qué especialistas intervinieron en su preparación.
Evidentemente al vivir una era digital de evolución tecnológica avasallante, la educación y sus conceptos básicos deben evolucionar y ajustarse a la realidad contemporánea.
Sin embargo, de ahí a que se imponga un plan de estudios con fines abiertamente ideológicos, como lo fue en su momento la cartilla moral, hay una enorme distancia.
Y obviamente, debe haber una resistencia social, ante una embestida ideológica de esta magnitud, primordialmente porque ello llevaría, entre otros factores una justificación a la criticas a los aspiracionistas lanzadas desde la tribuna de Palacio Nacional.
De entrada, si algo debiera preocupar a la 4T es terminar con el analfabetismo digital y el rezago en el acceso a las tecnologías de la información, así como los avances tecnológicos, que por desgracia permea en no pocas localidades del país y sus habitantes, así como en amplios sectores de la sociedad.
Justicia
El gobernador de Tamaulipas por determinación del máximo tribunal del país, conserva su fuero, al menos por el momento.
Con ello se puso fin al dilema sobre la capacidad de los congresos locales para mantener el fuero de los funcionarios estatales.
En consecuencia, el proceso judicial que amenaza al hasta ahora mandatario estatal entrará en un compás de espera, al menos hasta octubre, cuando termine su gestión y pueda, ya sin fuero, ser procesado.
