Por Alejandro Villegas…
El ciudadano presidente abona a la división del país, e incluso de los periodistas, simpatiza con aquellos que operan como una enorme claque en torno a sus ideales y la 4T, pero descalifica abiertamente a aquellos que no son comparsas.
En términos de la 4T, quisiera que todos los medios operaran como una enorme caja de resonancia de sus expresiones, programas y acciones de gobierno.
Su actitud y percepción de los medios exhiben abiertamente la inconformidad que siente, por no ser tratado como él quisiera.
De ahí que hable abiertamente de simpatía mediática, olvidando que una de las principales características del periodismo es su objetividad e imparcialidad.
Además, exhibe su desconocimiento de la historia del periodismo nacional, que como puede constatarse, desde la era porfirista de la que tanto gusta hacer alusión el inquilino de Palacio Nacional, se ha caracterizado por crítico y no plegado al poder y su ejercicio indebido.
Pareciera que tan luego como le fue colocada la banda tricolor en el pecho, el ciudadano presidente olvidó la labor de la prensa crítica que le acompañó durante su larguísima campaña en pos de la titularidad el Ejecutivo federal.
La misma prensa a la que hoy crítica y con la que mantiene un enfrentamiento abierto, es la que lo respaldó y acompañó, pero hoy desde la comodidad del ejercicio del poder, el ciudadano presidente anhela una prensa complaciente y aplaudidora.
Evidentemente, no cabe duda, el ejercicio del poder los hace iguales. Desde Palacio Nacional y el ejercicio del poder, la percepción de la realidad cambia radicalmente.
Médicos
El ciudadano presidente asegura poder demostrar que el país no tiene los médicos que se requieren, con el afán de justificar su decisión de traer galenos de Cuba para atender a la población.
Evidentemente los médicos cubanos llegarán y terminarán por desplazar a los nacionales que, al momento, están por doquier en sus consultorios particulares o en el enorme sistema paralelo de salud que constituyen los consultorios de casi todas las farmacias del país.
Una enorme cantidad de médicos que no aprecia el ciudadano presidente, pero que están ahí.
Lo que no ha quedado claro es quién ni cómo se avala el nivel de preparación y especialización de los médicos cubanos y cuál será la inversión que realizará la 4T para tenerlos en territorio nacional.
