Por Alejandro Villegas…
A escasas 48 horas de que sea inaugurada la refinería Olmeca, ubicada en Dos Bocas, Tabasco, pareciera que más allá del anuncio insistente de que entrará en operación y su importancia para fortalecer la capacidad de refinación de Pemex, poco se sabe de sus instalaciones.
A diferencia de lo que sucedió con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, donde se desplegó a la par de una campaña de información, un vasto interés de los medios y sociedad en general por conocer los pormenores de la obra, en el caso de la refinería Olmeca, pareciera no existir la disposición necesaria para que se conozcan los detalles de su construcción y capacidad.
En tanto que lo más destacable al momento, es que el ciudadano presidente tratara de minimizar el hecho de que su costo se incrementó en alrededor del 50 por ciento, tomando como referencia el presupuesto original.
Como si se tratará de cualquier cosa, el ciudadano presidente le dio vuelta a la página con su acostumbrada chabacanería al reconocer que pasó de 8 mil millones de dólares a 12 mil millones de dólares, lo que si Pitágoras no se equivocó -como diría un clásico- equivale a un incremento de alrededor del 50 por ciento.
En realidad, es poco o casi nada lo que sabe de la refinería Olmeca, que el viernes se convertirá en la segunda gran obra de la 4T que pondrá el ciudadano presidente entregará simbólicamente al pueblo bueno, aunque los beneficios que se generará para el grueso de la ciudadanía, al momento sean inciertos.
De cualquier forma, la puerta en marcha de la Refinería Olmeca será celebrada con bombo y platillo, y el ciudadano presidente sonreirá abiertamente, disfrutando de un logro, cuyos pormenores sólo él y unos cuántos conocen a detalle, al menos al momento.
Por supuesto que una parte que permanecerá resguardada por mucho tiempo será la relativa a los contratos otorgados a empresas extranjeras para su construcción y por supuesto la participación de consorcios nacionales, y la forma en que se otorgaron.
Jesuitas
El ciudadano presidente dio por superado el tema del deceso de los padres jesuitas en Chihuahua, con el argumento de que sólo el Papa Francisco es el único que entendió que la violencia no es el camino para la paz.
Pareciera que el ciudadano presidente no escuchó o no alcanzó a comprender el mensaje de los jesuitas, en el sentido de que es necesario cambiar la estrategia en materia de seguridad, al tiempo que demandaron justicia.
A más de una semana de distancia, ni la 4T ni la administración estatal han sido capaces de captura al presunto culpable, pese a tenerlo identificado.
Si el presidente quiere mantener los abrazos, que le explique con bastante paciencia el fondo de su estrategia a los integrantes del crimen organizado para que dejen de utilizar los balazos. En una de esas le hacen caso, o bien si se reúne con las progenitoras de todos ellos, para pedirles que les den buenos consejos y orientación a sus críos, comprenden que hay que dar abrazos y no balazos.
Y así nadie le pedirá que cambie su estrategia, que debió comenzar por convencer a los integrantes del crimen organizados y criminales en general, de la conveniencia de dar abrazos y no balazos.
