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8 de junio de 2025 3:13 pm
DE: Carajo

DE: Carajo

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Por Alejandro Villegas…

El hecho de que el ciudadano presidente envíe a quienes considera sus adversarios o personas no afines a sus deseos y la 4T, al “carajo” se ha convertido en un lugar común.
Una expresión que no es nueva, sino parte de un comportamiento histórico que sin duda se liga a aquella ocasión en la que mandó al diablo a las instituciones, siendo candidato a la Presidencia de la República.
Además de recordar la ocasión en la que afirmó que el movimiento era él.
Y, que evidentemente, proyecta el poco respeto que el hoy ciudadano presidente tiene para instituciones, organizaciones y personas que no están alineados con su pensamiento y línea de conducta.
Es claro que ningún gobierno está obligado a ceder ante las presiones de sindicatos, organizaciones o grupos de poder, así como tampoco debe obstaculizar o impedir la libre manifestación o la protesta.
Pero de ahí a que se mande al carajo a los adversarios o disidentes, hay una enorme distancia.
Se trata de un comportamiento que proyecta la imagen de un ciudadano presidente que anhela ejercer un control absoluto en la vida del país, similar o superior al que tuvo en su momento el titular del Ejecutivo federal en los mejores tiempos de la primera era priismo en el poder.
Si ese comportamiento forma parte de la concepción de democracia que tiene el ciudadano presidente y que busca imprimir a la 4T, la situación puede agudizarse en cualquier momento, porque se trata de hacer a un lado la libertad de manifestación y la prevalencia del estado de derecho, para imponer la voluntad del inquilino de Palacio Nacional.
Alito
El señalamiento que se atribuye al ciudadano líder nacional priista, Alejandro Moreno, en el que advierte que a los periodistas se les debe matar de hambre, es sólo una expresión más de guerra sucia y desprestigio, que pone de manifiesto que ese comportamiento no es privativo de la oposición.
La guerra sucia es utilizada por todos los sectores de la política. Su uso no está limitado a dogma o tendencia alguna. La filtración y difusión de información sea cierta o no, alcanza incluso a Palacio Nacional desde donde se ha llegado a hacer pública información, sin mayor comprobación, en torno a los ingresos, de Carlos Loret de Mola.
Esa filtración, por decirlo de una forma coloquial es sólo un ejemplo de la forma en la que se llevan los integrantes de la clase política nacional y la clase gobernante, en sus distintos niveles.

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