Por Alejandro Villegas…
El ciudadano presidente pretende sorprender a la colectividad al ahondar en torno a su testamento político. La gobernabilidad que dice buscar en el país, está garantizada en la Carta Marga, no es necesario legado alguno sobre el particular.
La Constitución Política establece con toda claridad lo que sucederá, en caso del fallecimiento de cualquier mandatario por lo que su voluntad, sobre el particular sale sobrando. O sea que no puede adjudicarse como emanado de su voluntad algo que está establecido específicamente en nuestra Carta Magna, desde que se elaboró.
No habría más que atenerse a lo establecido.
Por lo que hace a la continuidad de la 4T, la verdad es que el liderazgo o la forma en que se conducirá Morena en el futuro no es algo que se pueda garantizar.
El ciudadano presidente, como cualquier mortal puede pretender dictar línea sobre el comportamiento de sus personas más allegadas, pero de ahí a que llegado el momento estas ciñan su desempeño a lo señalado, hay una enorme distancia.
Lo evidente es que, con su mensaje, lo que logró el ciudadano presidente fue el apapacho popular, que dicho sea de paso, de cara a la realización de la consulta de revocación de mandato, le cae como anillo al dedo.
Y de paso, le sacó la vuelta a la añeja solicitud sobre información específica que permita conocer su estado de salud,
En concreto, el testamento político del ciudadano presidente se traduce desde ahora, cualquier que sea su contenido específico, porque el general ya lo conocemos en una expresión más de buenos deseos.
Semáforo
El retorno a amarillo de la CDMX y la Estado de México, ponen de manifiesto que la pandemia no se ha domado, aunque claro no se tomen medidas extremas en virtud de que una parte considerable de la población está vacunada y el ritmo de incremento del número de fallecimientos ha disminuido.
Sin embargo, el volumen de hospitalizados y el consumo creciente de medicamentos para tratar los denominados síntomas leves, llaman la atención. Y por supuesto, del retorno pleno a clases presenciales, ni hablar porque la sociedad en términos generales lo postergó en espera de un mejor escenario.
