Por Carlos Ferreyra Carrasco…
Con tanto experto en el tema, todos a su lado, el señor Presidente de México, Manuel López, no logra decidir quiénes integrarán su comitiva.
Como se anunció, el mandatario prepara varias sorpresas durante su participación en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas.
La tradición dice que entre sus acompañantes deben estar los líderes del Congreso, sólo que por hoy y hasta el 2024, hay un desajuste en los antes acostumbrados desayunos palatinos con Ricardo Monreal.
De los diputados no hay problema porque tampoco hay suspirante a la Silla del Águila, mientras en la ridículamente calificada como Camara Alta (ambas son enanas) se organiza frente político de apoyo al candidato presidencial que emanara del Senado.
A condición, claro, de que Marcelo Ebrard, amo y señor de las simulaciones, no logre darle albazo con el apoyo de los varios parches que conocemos como partidos de oposición.
La compañía de Ebrard, por su NO calidad de canciller, y pese a su demostrada corrupción, será obligatoria, para aportar argumentos al discurso de López. Como ejemplo, “yo no puse los tornillos, ni los revisé”.
En la escalerilla del avión, al que se mandó a vuelos de prueba sobre el Golfo hace una semana, se apiñan los ptospectos para auxiliar al mexicano en su tema principal: corrupción.
Se sabe que abordará otro tema de actualidad y que hará la propuesta conducente para que internacionalmente se adopte un protocolo para combatir contaminación y uso de combustibles fósiles.
Para abundar iran la Nahle, el Guadiana y el Bartlett.Este último por su práctica de acompañarse con su NO conviviente, tendrá un uso suplementario cuando López, que no estará obligado a hablar otro idioma mas allá del macuspano clásico, detalle los postulados que asentó en su Cartilla Moral.
La baraja de experimentados y muy profesionales corruptos, ciega al presidente.
Digamos que la frondosidad del bosque le impide seleccionar al árbol adecuado, aunque indudablemente lo son todos.
Bejarano, ejemplo insustituible, “lo sabe Andrés Manuel, pero si se descubre, yo asumiré la culpa”, dicho ante la cámara delatora cuando actuaba como El Señor de las Ligas.
En esa pasión por los bienes inmuebles cuentan desde desde el gringo (F) Acker man y su esposa la Eréndirita, hasta Bartelette y su familia, los Monorreales, dueños familiarmente de Zacatecas pero ya vimos que con este no se cuenta.
Lozoya puede ser un inmejorable auxiliar, con la ventaja de que tatacha bien el inglés y se asegura que también el francés.
Emlistar a quienes son expertos en el tema de corrupción y están al servicio de don Peje, nos llevaría a sus primas, sus hijos, sus hermanos, sus cuñadas y a muchas otras personas, pero en el gobierno de la moral, eso sería nepotismo, que no es admisible, pero no corrupción.
Como dice con su parsimonioso discurso que no es lento por el difícil proceso de las ideas, sino para que los mexicanos, todos, captemos, son usos y costumbres ahora afincados en el ser ciudadano por culpa de ya saben quién:
“¡Miren a Calderón, miren a Calderón..!
