Por Ricardo Burgos Orozco…
Hasta el 3 de mayo pasado se transportaba un promedio de 66 mil pasajeros por día en la Línea 12 del Metro, que va de Mixcoac a Tláhuac. En las horas pico era casi imposible subirse a un tren; en la mañana hacia Mixcoac y en la noche hacia Tláhuac.
Pocas ocasiones he viajado por las estaciones de la ruta que no está funcionando desde ese terrible accidente de la noche del 3 de mayo en la interestación Olivo que provocó 26 personas fallecidas y 80 lesionadas.
Algunas veces en la mañana me subía en Parque de los Venados hacia Insurgentes Sur para bajarme ahí y acudir a algún compromiso por la zona. Tenía que armarme de paciencia porque iba tan cargado que debía esperar al siguiente tren.
Mis viajes en esa línea eran muy esporádicos y no me afectó, pero miles de usuarios han vivido una amarga pesadilla desde el 4 de mayo. Se les acabó la comodidad de subirse al Metro, pagar cinco pesos y viajar de extremo a extremo de la ciudad para llegar a su destino.
Ahora diariamente tienen que hacer largas filas afuera de cada una de las estaciones de la Línea 12. Me ha tocado ver a miles de personas afuera de Insurgentes, Hospital 20 de Noviembre, Zapata y Eje Central, Mexicaltzingo, Atlalilco, Lomas Estrella, en fin, en todo el recorrido, armándose de paciencia en espera de los autobuses especiales que destinó el gobierno de la ciudad para sustituir al Metro.
En Zapata me encontré a una señora con su mamá, quienes esperaban el transporte. Iban a Lomas Estrella y tenían 20 minutos esperando junto con una larga fila de unas 60 personas. La mujer más grande me preguntó si sabía cuándo iba a volver a funcionar la Línea 12; le contesté que las autoridades hablan de un año, aunque los técnicos reconocen que puede ser mucho más tiempo.
Un hombre, formado en Insurgentes Sur, ya de regreso a casa, se quejó que desde el 4 de mayo ha tenido que levantarse una hora más temprano ante la falta de Metro. Vive en Tláhuac y su recorrido es muy largo hasta la avenida Félix Cuevas donde trabaja. Entra a las 8 de la mañana, se levantaba a las seis para salir a las siete y ahora tiene que estar parado desde antes de las cinco.
El gobierno capitalino informó hace unas semanas que las obras para la rehabilitación de la Línea 12 empezaron en agosto con análisis topográficos. Señalan que van a reforzar con vigas metálicas el recorrido en su tramo elevado, se va a reparar las estructuras subterráneas en las que se ha detectado filtraciones de agua y deficiencias en el sistema de drenaje, entre otras cosas.
Los trenes de la Línea 12 están parados mientras tanto. Claudia Sheinbaum, la jefe de gobierno, declaró hace unos días que los vagones son rentados y se le sigue pagando a la empresa propietaria, aunque se acordó una cantidad mínima hasta que no se pongan nuevamente en circulación.
Un ingeniero de la Línea 12 comentó que va a ser muy difícil que la ruta esté lista el año próximo a menos que le den velocidad a la rehabilitación. Por ahora, dijo, se ve muy lejana la posibilidad del reinicio porque él no ha visto movimiento real pese a las declaraciones de las autoridades.
Así que todavía está muy lejana la posibilidad de regresar a la normalidad en la Línea 12 y miles de usuarios lo lamentan a diario.
