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17 de diciembre de 2024 7:56 pm
HISTORIAS EN EL METRO: “Martha Isabel”

HISTORIAS EN EL METRO: “Martha Isabel”

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Por Ricardo Burgos Orozco

Estaba esperando el tren en la estación Deportivo 18 de Marzo cuando se paró a mi lado y me preguntó la hora con una voz y una sonrisa agradables. Le contesté de inmediato y empezamos a charlar mientras llegaba nuestro transporte hacia Universidad. 

Martha Isabel es invidente, pero es una mujer muy positiva y con mucho entusiasmo por la vida. Ha tenido que trabajar en el Metro para tener un ingreso para ella y su hijo de seis años de edad.  

Me dijo que su pareja los abandonó hace cuatro años. Desde entonces se dedica a cantar en las estaciones del Sistema de Transporte Colectivo. Al principio, lo hacia a capela y después ahorró un dinerito para alquilar un sonido pequeño que permite que más personas la puedan escuchar. 

Desde un principio se decidió por las melodías religiosas porque es una mujer creyente. Me comentó que teniendo fe le ha ido bien, aunque reconoció que el año pasado casi no tuvo ingreso por la pandemia. 

“Ojalá que no se repita un 2020 igual”, se queja Martha Isabel, pero sin dejar de sonreír. Explicó que se las vio muy duras para pagar la renta en un cuarto que tiene en el centro de la ciudad, tuvo que pedir prestado, pero este 2021 poco a poco ha ido liquidando sus deudas. 

Mientras seguíamos esperando el tren, la chica me confesó que no pertenece a ninguna asociación u organismo de invidentes. “No lo he necesitado porque esos además te quitan parte de tu ganancia con sus cuotas”, agregó. 

Dijo que los policías y el personal del Metro la respetan mucho. Recuerda que hace algunos meses en la Línea 8 –que corre de Garibaldi –  Lagunilla a UAM 1 — la detuvieron y la llevaron al juez cívico y éste en lugar de aplicarle una multa, regañó a quienes la llevaron por “abusivos”. 

Reconoce que por eso no le gusta “trabajar” en la Línea 8 porque la gente del Metro la saca si la ve y en otras estaciones no. Ella dijo que se acomoda mejor en la Línea 3 porque los empleados ya la conocen y la respetan. 

“Ahora que ya hay menos contagios por el coronavirus, espero que ya regrese toda la gente al Metro y pueda ganar más porque en verdad lo necesito”, dijo Martha Isabel.  

En ese momento llegó el tren. Sólo me dio tiempo de desearle mucha suerte y dejarle 18 pesos en un vaso de plástico que traía para la recolección del día.  

Ya arriba del convoy, Martha Isabel de inmediato se puso a cantar –con una voz no muy afinada — una melodía religiosa que he escuchado varias ocasiones ahí mismo en el Metro con otros cantantes invidentes improvisados.  

Estoy seguro que voy a volver a encontrar otro día a Martha Isabel para seguir platicando. Nuestra charla quedó inconclusa.   

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